Etapa 17 Braga - Ponte de Lima
Introducción
Por las venas (de la historia) de Minho
La etapa es larga, pero merece la pena cada paso. No se sale de Braga sin pasar por la fuente de Santiago y hacer una última reverencia a un santo que fue (y es) tan venerado en la ciudad. Las dos próximas paradas también son obligatorias por la presencia de cuerpos santos: san Fructuoso de Montélios, militante asceta fundador de monasterios en el siglo VII, y san Martín de Dume, abad, obispo y evangelizador de la familia real sueva en el siglo VI. Es por causa de lugares como éstos por lo que decimos que el Camino de Torres recorre las venas históricas de la comarca de Minho como ningún otro camino jacobeo.
Una vez ante el río Cávado, el puente del Prado es el paso ideal para el tramo siguiente. Cuando hay niebla, el puente es una silueta entre dos márgenes distantes. Es obligatoria la parada en la capilla de Santiago de Francelos, porque a continuación viene una larga caminata hasta la torre medieval de Penegate, uno de los sitios más fascinantes del camino.
Falta la mitad de la etapa y la memoria ya tiene muchos recuerdos que guardar. En Goães hay albergue y existen otras opciones de alojamiento a lo largo del recorrido, pero es más importante hacer el esfuerzo de llegar hasta el río Limia. Para llegar a él, hay que subir la cuesta del monte de la Magdalena y bajar la avenida António Feijó hasta el centro histórico de Ponte de Lima. En la villa se respira la identidad jacobea y vale la pena conocerla tanto por el día como por la noche, caminando por su puente romano y medieval.