Etapa 13 Mesão Frio - Amarante
Introducción
El Alto de Quintela
El punto más alto del Camino de Torres es una verdadera frontera. Todo el trayecto es de ascenso hasta llegar allá. Después es todo descenso. Esta subida pone fin a las pendientes y escarpadas vertientes del Duero y constituye la entrada a los más cómodos y verdeantes horizontes que conducen al Miño.
Saliendo de Mesão Frio por la calle de A Carreira, principal acceso histórico a la localidad, el camino hasta Várzea resulta agradable, por senderos encaramados sobre el río Teixeira. Pero a partir de aquí todo cambia. En Teixeira aproveche para preparar la subida hasta Hospital, Ordem y Padrões. Ya falta poco para la Chã das Arcas, pero aún hay que cruzar la carretera nacional EN 101 con cuidado, por una zona en la que no hay paso de peatones. Ya en el alto, entre aerogeneradores y vestigios arqueológicos, disfrute de las vistas, del aire, de la maravillosa aventura de llegar a la cima y contemplar el horizonte.
El descenso es largo, por la antigua carretera mandada abrir por el Marquês de Pombal y celebrada por Aquilino Ribeiro, en su novela A Casa Grande de Romarigães (La casa grande de Romarigães). Son muchos kilómetros de bajada hasta Ovelhinha, aldea bien conservada. El tramo final es periurbano y, después de la playa fluvial de Larim, son casi tres kilómetros en plena carretera nacional (EN 15).
Al llegar al centro histórico de Amarante, parece que el paso por el Alto de Quintela fuera ya hace mucho tiempo. Diríjase hacia el puente sobre el río Támega. El monasterio del otro lado del río está bajo la advocación del más importante santo portugués de los caminos de peregrinación: san Gonzalo de Amarante.