Etapa 24 Padrón - Santiago de Compostela
Introducción
El abrazo (no sólo) al apóstol
Incluso aunque haya dormido bien esta noche, no escapará a la ansiedad del último día de peregrinación. La primera parada es Iria Flavia. Mucho antes de haber sido ciudad Compostela, fue en esta otra antigua diócesis donde el obispo Teodomiro tuvo conocimiento de los prodigios que ocurrían en un bosque cercano, en torno a lo que fue después conocido como sepulcro de Santiago.
Después de Francos, hay que subir a Milladoiro y a Agro dos Monteiros, cerca de donde una vez estuvo la fortaleza da Rocha Vella. Desde aquí ya se avista la catedral. Una vez atravesado el río Sar por el antiguo puente llamado A Ponte Vella, el resto se hace en un santiamén.
Entre en el casco antiguo de Compostela por la Porta Faxeira. A la Rua do Franco deberá volver por la noche, para explorar la ruta del París – Dakar, así llamada porque el primer bar se llama París y el último, Dakar. En la plaza del Obradoiro, delante de la inmensa fachada de la catedral, al posar la mochila en el suelo, no es sólo el peso de lo que lleva dentro el que se libera de la espalda. En ese preciso momento, los sentimientos dominantes en los peregrinos son de alegría, de agradecimiento a la vida, de misión cumplida, de profunda realización personal, de comunión con la naturaleza, con el universo o con la divinidad en la que se cree. Hay muchos rituales que se suelen hacer en ese momento de la peregrinación cumplida, pero no deje de recoger su compostela en la Oficina del Peregrino y, sobre todo, no deje de abrazar la imagen del apóstol en la capilla mayor de su casa catedral. Y, antes o después de eso, abrace a quien haya compartido con usted esta inolvidable experiencia. Hasta la próxima vez. En Santiago de Compostela.