La etapa de hoy es igual a la anterior, pero con el agravante de que las localidades intermedias, donde encontrar apoyo, están aún más alejadas del camino. Luis Quintales denominó a esta etapa la más salvaje del Camino de Torres. Prepárese para caminar más de siete horas sin ver un alma. Además del paisaje en el que se pierde la vista, hay dos obstáculos que vencer: la rivera de Cabrillas y el río Yeltes. Si hace el camino durante una época lluviosa, es seguro que va a tener que mojarse al vadear para cruzar estos dos cursos de agua. Si el paso estuviera impracticable, en el primer caso hay un puente en dirección noroeste, pero lo mejor es volver atrás y dirigirse a la aldea de Cabrillas, donde podrá recobrar el ánimo para la segunda parte de la etapa. En el segundo caso, lo mejor es caminar aproximadamente 1 km hacia la izquierda, a lo largo del río, hasta encontrar un puente. Cualquiera de estas opciones le añadirá varios kilómetros a la jornada, pudiendo fácilmente llegar a los 30 Km de camino.